No me ocultes esos labios
No me niegues más tu miel
Apaga un poco la sed
No me dejes morir despacio.
Haz tempestad la tormenta
De esta mente al desconsuelo,
Que se pierde por los suelos
Y con poco se contenta.
Por qué me niegas tu boca
Si tú, mi deseo quemas,
Y a causa de tanta pena
Ya mi mente se destroza
Llevándome a ruin condena
Por desear tu persona.
L
¿Hay algo peor a que te nieguen?
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