jueves, 21 de octubre de 2010

Hundo en tu boca mi vida



Boca que arrastra mi boca: 
boca que me has arrastrado: 
boca que vienes de lejos 
a iluminarme de rayos. 

Alba que das a mis noches 
un resplandor rojo y blanco. 
Boca poblada de bocas: 
pájaro lleno de pájaros. 
Canción que vuelve las alas 
hacia arriba y hacia abajo. 
Muerte reducida a besos, 
a sed de morir despacio, 
das a la grama sangrante 
dos fúlgidos aletazos. 
El labio de arriba el cielo 
y la tierra el otro labio. 

Beso que rueda en la sombra: 
beso que viene rodando 
desde el primer cementerio 
hasta los últimos astros. 
Astro que tiene tu boca 
enmudecido y cerrado 
hasta que un roce celeste 
hace que vibren sus párpados. 


Beso que va a un porvenir 
de muchachas y muchachos, 
que no dejarán desiertos 
ni las calles ni los campos. 

¡Cuánta boca enterrada, 
sin boca, desenterramos! 

Beso en tu boca por ellos, 
brindo en tu boca por tantos 
que cayeron sobre el vino 
de los amorosos vasos. 
Hoy son recuerdos, recuerdos, 
besos distantes y amargos. 

Hundo en tu boca mi vida, 
oigo rumores de espacios, 
y el infinito parece 
que sobre mí se ha volcado. 


He de volverte a besar, 
he de volver, hundo, caigo, 
mientras descienden los siglos 
hacia los hondos barrancos 
como una febril nevada 
de besos y enamorados. 

Boca que desenterraste 
el amanecer más claro 
con tu lengua. Tres palabras, 
tres fuegos has heredado: 
vida, muerte, amor. Ahí quedan 
escritos sobre tus labios. 

Miguel Hernández

En ti me precipito



¿Qué exaltaré en la tierra que no sea algo tuyo?

A mi lecho de ausente me echo como a una cruz

de solitarias lunas del deseo, y exalto

la orilla de tu vientre.

Clavellina del valle que provocan tus piernas.

Granada que ha rasgado de plenitud su boca.

Trémula zarzamora suavemente dentada

donde vivo arrojado.

Arrojado y fugaz como el pez generoso,

ansioso de que el agua, la lenta acción del agua

lo devaste: sepulte su decisión eléctrica

de fértiles relámpagos.

Aún me estremece el choque primero de los dos;

cuando hicimos pedazos la luna a dentelladas,

impulsamos las sábanas a un abril de amapolas,

nos inspiraba el mar.

Soto que atrae, umbría de vello casi en llamas,

dentellada tenaz que siento en lo más hondo,

vertiginoso abismo que me recoge, loco

de la lúcida muerte.

Túnel por el que a ciegas me aferro a tus entrañas.

Recóndito lucero tras una madreselva

hacia donde la espuma se agolpa, arrebatada

del íntimo destino.

En ti tiene el oasis su más ansiado huerto:

el clavel y el jazmín se entrelazan, se ahogan.

De ti son tantos siglos de muerte, de locura

como te han sucedido.

Corazón de la tierra, centro del universo,

todo se atorbellina, con afán de satélite

en torno a ti, pupila del sol que te entreabres

en la flor del manzano.

Ventana que da al mar, a una diáfana muerte

cada vez más profunda, más azul y anchurosa.

Su hálito de infinito propaga los espacios

entre tú y yo y el fuego.

Trágame, leve hoyo donde avanzo y me entierro.

La losa que me cubra sea tu vientre leve,

la madera tu carne, la bóveda tu ombligo,

la eternidad la orilla.



En ti me precipito como en la inmensidad

de un mediodía claro de sangre submarina,

mientras el delirante hoyo se hunde en el mar,

y el clamor se hace hombre.

Por ti logro en tu centro la libertad del astro.

En ti nos acoplamos como dos eslabones,

tú poseedora y yo. Y así somos cadena:

mortalmente abrazados.

Julio Romero de Torres. 
Chiquita Piconera.

martes, 19 de octubre de 2010

Cuerpo de mujer


Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.

Fui sólo como un túnel. De mí huían los pájaros,
y en mí la noche entraba en su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡ Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue y el dolor infinito.

Pablo Neruda

Quién pudiera morderte lentamente...


Quién pudiera morderte lentamente
como a una fruta amarga en la corteza.
Quién pudiera dormir en tu aspereza
como el día en la sierra del poniente.

Quién pudiera rendir la hastiada frente
contra el duro confín de tu belleza,
y arrastrar sonriendo la tristeza,
rota la paz y el paso indiferente.

Quién pudiera, mi amor, la alborotada
resistencia del alma distraída
conducir a tu parva apaciguada.

Quién pudiera ostentar, como una brida,
el arco iris sin par de tu mirada
desde tu luz a mi negror caída.

Antonio Gala

miércoles, 13 de octubre de 2010

Diario de un seductor

"...Ni siquiera ha reparado en mi presencia. Estoy situado al otro extremo del mostrador, totalmente ausente de mí mismo. De la pared frontera pende un gran espejo. ¡Con qué felicidad no recoge su imagen! Como un humilde esclavo, abandonado y fiel. Un esclavo para el que ella significa mucho, pero que no significa nada para ella. Se atreve a recoger su imagen, mas no a ella misma; la refleja, pero no la comprende. ¡Espejo desdichado que no puedes guardar su imagen en secreto y ocultarla a los ojos del mundo, sino que, por el contrario, se la muestras a todos los que la quieren ver! Esto es lo que yo estoy haciendo ahora. ¡Qué enorme tortura si el hombre estuviera constituido como tú lo estás! Y, sin embargo, hay muchos hombres que sólo gozan de lo que poseen en cuanto se lo muestran a los demás;....¡Qué hermosa eres! ¡Pobre espejo, para ti tiene que ser un suplicio no poder captar tanta belleza! ¡Claro que tú tampoco conoces la amargura de los celos! La forma de su cara es perfectamente ovalada. La inclina un poco hacia adelante, con lo que resalta más su frente, limpia y soberbia, que no revela en nada sus facultades intelectuales. Sus cabellos oscuros se ciñen suave y delicadamente en torno a sus sienes....

En este momento se quita un guante y nos muestra al espejo y a mí su diestra blanquísima y bien modelada, como la de una estatua antigua. No lleva ninguna sortija, ni siquiera el anillo de oro liso de las prometidas. ¡Bravo! Ahora levanta la cabeza. Su fisonomía permanece la misma y, no obstante, parece otra. La frente es un poco más alta y el óvalo de su cara no tan regular, pero más vivo.... No está prometida. ¿Ay, pero cuántas no están prometidas y con todo tienen amado, y cuántas que lo están, no lo tienen...!
¿Qué hacer? ¿Renunciaré a ella? ¿La dejaré tranquila en su alegría? Se dispone a pagar, pero ha perdido el bolso. De seguro que dará sus señas, mas yo no quiero oírlas, prefiero aplazar la sorpresa. Nos encontraremos de nuevo en la vida. Tengo que reconocerla, y quizá ella también me reconozca a mí, porque no es nada fácil olvidar mi mirada de reojo. ....
Nada de impaciencia, nada de voracidad, todo ha de gozarse tirando y atrayendo lentamente. Se ha convertido en el blanco de mi elección y no hay duda de que la atraparé."

Kierkegaard

Todo se revela

A quien vela todo se revela - Miguel Rojas

Bello es dormir al lado de una mujer hermosa,
después de haberla conocido
hasta la saciedad. Bello es correr desnudo
tras ella, por el césped
de los sueños eróticos.

Pero es mejor velar, no sucumbir
a la hipnosis, gustar la lucha de las fieras
detrás de la maleza, con la oreja pegada
a la espalda olorosa,
la mano como víbora en los pechos
de la durmiente, oírla
respirar, olvidada de su cuerpo desnudo.

Después, llamar a su alma
y arrancarla un segundo de su rostro,
y tener la visión de lo que ha sido
mucho antes de dormir junto a mi sangre,
cuando erraba en el éter,
como un día de lluvia.

Y, aún más, decirle: "Ven,
sal de tu cuerpo. Vámonos de fuga.
Te llevaré en mis hombros, si me dices
que, después de gozarte y conocerte,
todavía eres tú, o eres la nada".

Bello es oír su voz: -"'Soy una parte
de ti, pero no soy
sino la emanación de tu locura,
la estrella del placer, nada más que el fulgor
de tu cuerpo en el mundo".

Todo es cosa de hundirse,
de caer hacia el fondo, como un árbol
parado en sus raíces, que cae, y nunca cesa
de caer hacia el fondo.

viernes, 8 de octubre de 2010

El pecho que nunca contuvo un corazón

Ven a mi pecho, alma sorda y cruel, 
tigre adorado, monstruo de aire indolente;               
quiero enterrar mis temblorosos dedos 
en la espesura de tu abundosa crin;               

Sepultar mi cabeza dolorida 
en tu falda colmada de perfume               
y respirar, como una ajada flor, 
el relente de mi amor extinguido.      

         
¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir! 
en un sueño, como la muerte, dulce,               
estamparé mis besos sin descanso 
por tu cuerpo pulido como el cobre.               

Para ahogar mis sollozos apagados, 
sólo preciso tu profundo lecho;               
el poderoso olvido habita entre tus labios 
y fluye de tus besos el Leteo.               

Mi destino, desde ahora mi delicia, 
como un predestinado seguiré;               
condenado inocente, mártir dócil 
cuyo fervor se acrece en el suplicio.               

Para ahogar mi rencor, apuraré 
el nepentes y la cicuta amada,               
del pezón delicioso que corona este seno 
el cual nunca contuvo un corazón.  


 Charles Baudelaire

Adán y Eva


Y Adán abrazó a EVA
Y al estrecharla entre sus brazos
Creyó que abrazaba toda la tierra.

Y allí, en medio de los campos,
Debajo de las ramas,
En pleno contacto con la tierra se juntaron
Sus cuerpos y sus almas,
Y Eva sintió que rugían
De placer sus entrañas
Cuando Adán afiebrado vertía
En ella el germen de la vida.



¡Oh instante solemne y profundo!
Instante supremo
Más grande que todo el universo
¡Oh apertura del amor en el mundo!

Vicente Huidobro

miércoles, 6 de octubre de 2010

Besos inventados para ti


Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.


Gabriela Mistral

martes, 5 de octubre de 2010

La mujer más bella del mundo

Un pequeño homenaje a Monica Bellucci. Para mí es la mujer más bella del mundo. 
Lo único que me viene a la boca cuando la miro, es la palabra Diosa...



¿Qué piensas tú cuando la ves?

Sonetos Corporales


Por allí hondo, una humedad ardiente; 
blando, un calor oscuro el que allí hervía; 
sofocado anhelar el que se hundía, 
doblándose y muriendo largamente.

Labios en labios que no ataca diente
lengua en garganta que se corta, umbría; 
áspero alrededor, fiera porfía 
por morder lo imposible de la fuente.

Fiera porfía, ya que ni a la hembra más hembra ni al varón más 
varón dieron otra cumbre que ser sembrado y siembra, 

pues lo demás, ¡Oh cuerpos desvelados! 
son fulgores que al alba se perdieron 
en un súbito arder, desesperados. 

Rafael Alberti

ELLA QUERÍA ESO Y YO LE DABA ESO...

 NI SEMEN, NI SONRISAS..., LATIGAZOS

 
Un día me pidió que la matara
y yo me lo pensé.

Al señor magistrado le podrás decir
que era el primer orgasmo de mi vida
y que esa emoción violenta me mató,
a mí no me lo digas, llévame una flor.

A mí, dame la opulencia de tus manos
pegándome,
abriendo surcos de amor sobre mi piel,
tu distancia viéndome gozar, eso quiero,
las blasfemias al oído para poder llegar:

Puta... Puta... Puta... hoy no te pegaré
y, ahí, comenzaba el gran concierto.

Los ayes de la bestia se tragaban el alma
la moral quedaba arrinconada en la ventana
y la carne en su ética, más allá de mi goce,
imponía la maravilla del dolor, su algarabía.



Abre las piernas, amor mío


Abre las piernas, amor mío.
Tu voz rozando mi cuello, mis pezones,
mi bajo vientre acongojado por el amor,
se cuela entre los pliegues de mi sexo,
húmedo y estremecido sexo del encuentro.
Abre las piernas, amor mío,
abre esas piernas, hembra mansa,
da un paso más, olvídate de ti.
El viento se detiene en el vértigo,
arranca mi piel en destellos de luz.
Cuando regreso, despeinada y maltrecha,
me sonríes desde la blancura de una página.
Abre las piernas, amor mío,
abre las piernas como para volar,
abre las piernas, amor mío,
demos un paso más…

Del libro "El sexo del amor" de Miguel Oscar Menassa


Poesía traviesa


Con licencia, señora, de ese pelo
que en rubias ondas llega a la cintura,
y de esos ojos cuya travesura
ardor infunde al pecho más de hielo;

con licencia del talle, que es modelo
propuesto por Cupido a la hermosura,
y de esa grata voz cuya dulzura
de un alma enamorada es el consuelo,

juro que nada en tu persona he visto
como el culo que tienes, soberano,
grande, redondo, grueso, limpio, listo;

culo fresco, suavísimo, lozano;
culo, en fin, que nació, ¡fuego de Cristo!,
para el mismo Pontífice romano.

Tomás de Iriarte. (Respuesta a una dama que preguntaba qué era lo mejor que hallaba en su cuerpo)

lunes, 4 de octubre de 2010

Gozarte, Cabalgarte, Merecerte...


-¿Qué me quiere, señor ? -Niña, hoderte.
-Dígalo más rodado. -Cabalgarte. 
-Dígalo a lo cortés. -Quiero gozarte.
-Dígamelo a lo bobo. -Merecerte. 

-¡Mal haya quien lo pide de esa suerte,
y tú hayas bien, que sabes declararte!
y luego ¿qué harás ? -Arremangarte, 
y con la pija arrecha acometerte. 

-Tú sí que gozarás mi paraíso.
-¿Qué paraíso ? Yo tu coño quiero,
para meterle dentro mi carajo. 

-¡Qué rodado lo dices y qué liso! 
-Calla, mi vida, calla, que me muero
por culear tiniéndote debajo.

Sin autor conocido.
Manuscrito de 1610 aprox.


sábado, 2 de octubre de 2010

Un detalle de color


Maldito color el rojo,
maldito sea el color,
en el que ardió mi pasión
dejándome en mil antojos.

Pobre azul que se permite,
quitarle al rojo su venda
- maldita esta vil contienda -
que el color rojo prohíbe.

No cortes, frialdad, las alas
de este rojo, que ya a espada,
no quiere morir y vive.

Es roja y por siempre alienta
la pasión que me alimenta
y la sangre de quien escribe.

L

viernes, 1 de octubre de 2010

Trepador nocturno


"Así, yo quisiera una noche,
cuando la hora del placer llega,
trepar sin ruido, como un cobarde,
a los tesoros que te adornan,

a fin de castigar tu carne,
de magullar tu seno absuelto
y abrir a tu atónito flanco
una larga y profunda herida."

Charles Baudelaire 


Derríteme




...con el calor de tu pasión, con la fiebre de tu piel, rogando quemarse al fin aún cuando frío me des...

L